Dejaré las alas
desgastadas
de emociones
contrahechas
sobre frágiles castillos
en la orilla.
Desnudado por un viento que deporta
el alma, sobrio de obsesiones
me sumergirá en aguas
mondadas
de semejanzas de vida,
movidas
por ritmos de inexplicado misterio.
Desgarrando los velos de la nada
mehundiré en el reino del silencio,
el cual ignora el coro de las olas
que embobecidas se
esparcen. Lejos
de los espejismos de la
luz, donde la noche
es dueña del tiempo, como una flor
de coral abrazaré el
abismo.