Adormecidas
angustias
a menudo resurgen
desde vorágines
borboteantes
silencios sumergidos,
donde no es luz.
Cortejan diásporas
de escollos con rasguños
purpúreos, sobre labios
de celosos cirrípedos.
Sacuden en temblores
bizarros de llama
tentáculos de algas
sin destino, sometidos
a volubles corrientes.
E ignoto me aparece el horizonte.