Ajimeces sin sombras de
respiros
hieren de silencios
cortantes
los suenos crucificados
a las piedras
de las torres sin edad.
El mar se ha detenido mientras
gotas de sal y de veneno
nutren de languideces la
ausencia.
golpea impaciente el corazón
a las puertas del cielo, cerradas
sobre estrellas de
memorias.
No
me lleves tus ojos!