a
negar ayer y mañana,
naufragando donde blanquea
el azul en roncas resonancias.
He gritado al tiempo de darme
por lo menos la sombra de los días,
acantonados sin saber como.
Saciado de sal, ahora quiero saber
adonde el sol inclina la cabeza a la noche
resignado y de qué
labios nace
el viento que empaña el ahuecado espejo
de trampas titilantes.
Desgarrando
las tramas de la duda
escandallaré
las abstractas doctrinas
que adornan
el camino para inventarme nuevas
verdades, allí donde nace el mar.