Aquí están las avanzadas
de la memoria,
dispersas en perímetros
de exiliada
felicidad por el juego de ínfidas corrientes
sin meta. Están como lágrimas
de piedra sobre mares de
tedio,
abandonadas en mudos
espejismos
del horizonte. Son el
sueño
blasfemo de renacer a
las derrotas,
las últimas herejías del pensamiento.