NOTA  INTRODUCTIVA

 

 

Olor salobre en este libro, aire fresco de mar, el mar que más allá de la fascinación de su color, de bonanzas, rebulle de pensamientos, de estados de ánimo, de imágenes, de metáforas, de analogías; unos y otras a entrenzarse, a fundirse, a hacerse alma y carne en uno con el poeta: mar dentro mar, en el conjugarse de nítidas exspressiones, de iluminaciones muy a menudo fulgurantes, donde la percepción de la verdad se hace espejo del alma, el objecto espíritu y sentimiento, da emoción a inspiración universal.

Giuseppe Risica en este libro nos evuelve así en una lúcida visíon de su mar en el cual la identificación con él no es por cierto fin a sí misma. Aún las comunes cosas que al mar se refieren y que tan frecuentemente hemos visto, observados, disfrutadas, nos aparecen en  sur versos suspendidos en un “rêve éveillé”, (sueño a ojos abiertos) en sensaciones, en fulgor y belleza, pero al mismo tiempo están impregnados de consideraciones existenciales, de una subtensa angustia que nos hace más partícipes, que nos eleva a esferas de humanidad sufrida, de fraterna adhesión.

Tonnarella, pueblo donde vive el Autor – nunca citado en el libro – está constantemente en la escena, vivo de su pasado y del presente, en la penuria de sus marineros, en la felicidad de su cielo mar, a veces también en la melancolía del viejo pescador que el poeta sorprende mientras está cosiendo “las redes de una vida fallada / entretejiendo jirones / que no te pertenecen más…”

Versos concisos y atentos en este libro, intuiciones que nos sorprenden en su verdad ya que la cosa cosa, que es el mar, se identifica con la psique humana, noche, profundidad, abismo, luz – color, presencias invisibles, lejanías de horizonte…

Tensos por eso, página, el sentimiento del tiempo y de la muerte, del eterno y del efimero – mar, ola – a la enseña de la soledad, del misterio de la condición humana.

Así la barca, vuelta ya despojo sobre la orilla – lejano su vagabondear enganchado a los  remos hacia halagos del alma – ahora astá “ devorada por gangrenas salobres…” del “ crujido oxidado por babas del tiempo… “ ¿Qué queda? Sólo el sueño” de renacer / de la fogata de los recuerdos…”. El sueño que en estas páginas se alimenta de la efimera lámpara, los recuerdos, sombras largas que afloran desde las vueltas del tiempo. Sirenas nuestras, espejismos de nuestra vida.

A ellos Giuseppe Risica, sílaba, confia su mar, despliega hinchadas de viento las velas a la esperanza.

 

Prof. Felice Conti