Sumisas
letanías, mensajeras
de tristes sortilegios,
agrandan
la sonrisa de antiguas
heridas
que jamás nadie sana.
Descoloridas alegorías
de lluvias
que manotean en el mar,
temblorosas en el afán necesario
de olvidar. En los
fértiles cementerios
de los abismos crecen
tupidas
las
algas del olvido.