PESCADORES

 

 

Dédalos de arrugas,

álveo profundo

de inmutables pensamientos,

chirlos cotidianos como

sombras sin memoria

sobre áridas cáscaras.

 

Ojos siempre lejanos

a parar los instantes en

raras luces de rostros, olvidados

escollos en la tempestad

sobre espumas de sonrisas.

 

Interrogan los astros,

dioses inmóviles y distantes

huéspedes de un cielo inalcanzable,

para respuestas nunca ciertas.

Ansia del oráculo

para esperanzas de vida.

 

Sidéreas venas

tortuosas en el afán

se escabullen huérfanas de sangre,

sólo energìas salobres

agitan la quietud escondida

de aguas ávidas de melancolìa.

 

Filosofias de certezas

absolutas y blasfemas,

simplemente audaces,

acarician la esencia

inmaculada y sagrada

de llantos y hogares

en los largos días de la espera.

 

Infinita es la lucha

con el enemigo hermano,

rompiendo desesperadas trayectorias

de cometas de plata,

y los fragmentos del pasado

sólo chispas de alma

que se ahogan chirriando

en la obscuridad de los recuerdos.

 

 

 

 

 

 

 

Arriba maderas divinas violan

las cavidades de los abismos

donde la muerte se nutre de miedos,

para resurgir mudas

cabalgando las olas,

esculpidas de emociones

en el acero de arpones reluciente.

 

Sin tregua y perdones

con diamantes de sal sobre la piel

y rayos de viento entre los cabellos,

para reencontrar la vía perdida

en los vórtices de la última verdad,

hasta el momento – esperado –

de la reunión.

Mar dentro Mar.