Anchas alfombras
tendidas en pestañas desgastadas
de horizonte, marcadas
por algas y conchas
despedazadas, entre
residuos vapores de acrobacias
de fuego. Es tiempo de
letargo para rayos
de herida nostalgia y
las gaviotas desaparecidas
entre serpentinas de
bruma. Sólo las olas
matan rumores de cristal
con notas
cansadas de amplexos
desesperados. Salubres
aromas de amores
putrefactos se reencarnan
en cicatrices de
recuerdos, deformando sonrisas.
Las playas en invierno
dibujan abrazos
de adiós sobre márgenes
de vida, sin tela.