Danzaron – inesperadas
alas
de llarma – tus
cabellos,
sombreando los extraños
trayectos
del rostro a los halagos fijos
de mis ojos, aniquilados
por presagios vagabundos. Veloz, el mar tembló
de olas, sublimándose
en embriagueses
desvanecidas
sobre escollos aburridos;
Dentro de mí sentia el tiempo
morir mientras nacía
viento sobre el mar.